Por R RAMOS-PEREA
Durante muchos años de mi vida creativa, me ha acompañado el brazo de Julia de Burgos apretando mi cintura.
Julia ha recostado su cabeza sobre mi hombro y me ha llevado, como el Dante, desde los infiernos privados hasta los celestiales balcones del amor más puro.
Por años, estudié las tormentosas relaciones amorosas entre Julia de Burgos y Luis Lloréns Torres, y hace un par de años atrás encontré su correspondencia amorosa y documenté con ella mi obra teatral TUYA SIEMPRE, JULITA, (como ella firmaba sus más íntimas cartas).
En mi natural lujuria por las palabras, también se me cuelan los dulces devaneos de la imagen.
Recién tuve la oportunidad de conocer a una de las más destacadas fotógrafas documentalistas latinoamericanas, María Daniel Balcázar, quien como un tentador adelanto de su trabajo me mostró las fotos que había tomado en el Yunque para su magna exposición JULIA DE BURGOS: MATICES DE SU MIRADA”. Quien sabe apreciar el arte fotográfico tendría que quedar maravillado del apasionado mirar de esta destacada fotógrafa.
Una exposición en la que participan varias modelos puertorriqueñas, recrea sutiles gestos, fogosas pasiones, miradas largas, suspiros extenuantes, descansos dormidos en los brazos del agua, y ese murmullo de amor rebelde que aún escuchamos en frases eternas… “pero yo estaba hecha de presentes…”.
LA EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA SE ESTRENA ESTE VIERNES A LAS 6:00 PM EN EL MUSEO ESCUTÉ DE CAROLINA COMO CELEBRACIÓN DEL ANIVERSARIO DEL NATALICIO DE JULIA.
Debemos ir a verla. Sobre todo, por saber cómo un artista (vivo o inmortal) inspira a otro nuevos mundos y nuevas miradas.
A mi Julia me ha vestido a la mujer con un suspiro sublime de dolor y con el sensual guiño de quien se sabe poesía, alma y carne del más grande misterio de amar.
Yo estaré allí. Necesito esos misterios que solo me da la fotografía de la palabra.
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