Por Roberto Ramos-Perea
Dramaturgo Puertorriqueño
A raíz de la declaración de los ganadores de la convocatoria a ayudas económicas de la Fundación Flamboyán y la Fundación Mellon, llamada LETRAS BORICUAS, el descontento en el gremio de dramaturgos ha sido notable y, podríamos decir, molesto.
Este año, por primera vez desde 2021, LETRAS BORICUAS de la Fundación Flamboyán incluyó en su convocatoria a los escritores de teatro. Hasta ahora, solo habían sido convocados poetas, narradores, novelistas y otros géneros menores, pero nunca el teatro, como si alguien no considerara que la dramaturgia fuera literatura.
En la notificación pública de los ganadores de los subsidios de este año, solo un dramaturgo fue incluido como beneficiario de dicha beca. ¡Un solo dramaturgo desde el año 2021, en lo que han sido más de 60 escritores puertorriqueños becados! Esto es claramente un acto de desinformación o desconsideración.
Cabe entender que no se trata de un certamen donde se mide la calidad literaria entre las obras sometidas, ya que la solicitud no está configurada de esa manera. Y el hecho de que autores de otros géneros, tanto consagrados como en desarrollo, hayan sido becados, es la mejor evidencia de que no es la calidad el criterio principal de la junta que selecciona. Por el contrario, los formularios enfatizan trayectorias, obra publicada o por publicar, estrenos y otras categorías que pueden demostrar que el autor tiene experiencia y práctica continua; en el caso de los dramaturgos, que posea las cualidades necesarias del que quizás sea el oficio literario más complejo de todos.
En Puerto Rico trabajan actualmente más de 50 dramaturgos, sin contar los más de 30 dramaturgos puertorriqueños o "nuyoricans" que desarrollan su labor en Nueva York, Chicago, California y otros estados de la Unión.
Al abrirse la convocatoria, el Instituto Alejandro y Rivera –instituto que lleva el nombre del primer dramaturgo puertorriqueño– se dedicó a difundirla entre el gremio de autores dramáticos puertorriqueños, tanto de la Isla como de Estados Unidos, en la medida de sus posibilidades. Motivamos a más de 50 dramaturgos, locales y de la diáspora, a participar en dicha convocatoria. Tenemos constancia de que cerca de 30 de ellos enviaron sus formularios de solicitud.
Sin embargo, la sorpresa de ver solo a 1 entre las 25 becas otorgadas este año, ha dejado una extraña sensación de haber sido engañados o utilizados para llenar un expediente de logros.
Las respuestas han sido de indignación, frustración y desaliento. Y es de suponer que LETRAS BORICUAS y su Fundación Flamboyán-Mellon no podrán contar mucho más con la participación de los dramaturgos puertorriqueños si esta ha sido su primera respuesta a su propia convocatoria. ¿Qué dramaturgo va a someterse a buscar todos los requisitos del formulario a sabiendas de que va a ser considerado en condiciones tan desiguales? Repito: se trata de una beca, no de una competencia de calidad entre géneros.
Los más de 30 dramaturgos que han manifestado su indignación a través de las redes no están pidiendo privilegios ni superioridad, sino equidad. La dramaturgia, y esto es innegable, no es solo la voz de un autor, también es la voz de un pueblo. El teatro es la memoria de la civilización y de aquellos que la han construido con sus contradicciones y sus heroísmos.
Estas oportunidades que promociona la Fundación Flamboyán-Mellon no tienen paralelo en nuestro país, y es alentador que se promuevan desde Estados Unidos, especialmente allá donde existen los recursos para ofrecerlas, en un contexto en el que los puertorriqueños han sido considerados "hijos de una isla flotante de basura". ¿Cuál es, entonces, el problema de que se nos considere en condiciones igualitarias a los otros géneros?
Hemos hecho un llamado al dramaturgo Lin-Manuel Miranda, cuya obra Hamilton motivó en gran medida la creación de la Fundación Flamboyán, para que interceda por nosotros ante su junta y se cree una beca para dramaturgos puertorriqueños de la Isla y de Nueva York, devolviéndole a la dramaturgia la oportunidad que siente que le ha sido arrebatada.
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OUTRAGE OVER “LETRAS BORICUAS”
by Roberto Ramos-Perea
Puerto Rican Playwright.
Following the announcement of the winners of the grant call from the Flamboyán Foundation and the Mellon Foundation, known as LETRAS BORICUAS, discontent among playwrights has been notable and, we could say, upset and outrage.
This year, for the first time since 2021, the Flamboyán Foundation’s LETRAS BORICUAS call included theater writers. Until now, only poets, narrators, novelists, and other minor genres had been included, but never theater, as if someone didn’t consider playwriting to be literature.
In the public announcement of this year’s grant winners, only one playwright was included as a recipient of this grant. Just one playwright since 2021, out of more than 60 Puerto Rican writers who have received funding! This is clearly an act of misinformation or disregard.
Understand that this is not a contest where literary quality among submitted works is evaluated; the application is not configured in that way. The fact that authors from other genres, both established and emerging, have been funded is the best evidence that quality is not the main criterion of the selecting board. Instead, the forms emphasize career trajectories, published or upcoming works, premieres, and other categories that can demonstrate the author’s experience and continuous practice; in the case of playwrights, having the qualities needed for what might be the most complex literary craft of all.
Currently, more than 50 playwrights work in Puerto Rico, not to mention over 30 Puerto Rican or Nuyorican playwrights who work in New York, Chicago, California, and other states in the Union.
When the call opened, the Alejandro y Rivera Institute—named after Puerto Rico’s first playwright—took on the task of promoting it within the Puerto Rican dramatic writers’ guild, both on the Island and in the United States, as best they could. We encouraged more than 50 playwrights, local and abroad, to participate in this call. We have evidence that nearly 30 of them submitted their application forms.
However, the surprise of having only one of us chosen among the 25 grants awarded has left a strange feeling of having been deceived or used to fill a file of achievements.
The responses have all been of indignation, frustration, and discouragement. It’s to be expected that LETRAS BORICUAS and its Flamboyán-Mellon Foundation will not be able to count much on Puerto Rican playwrights’ participation if this has been their first response to their own call. Which playwright will go through all the requirements of the form knowing they will be considered under such unequal conditions? I repeat: this is a grant, not a quality contest.
The more than 30 playwrights who have expressed their indignation on social media are not asking for privileges or superiority but for equity. Playwriting, and this is undeniable, is not only the voice of an author but also the voice of a people. Theater is the memory of civilization and of those who have built it with their contradictions and their heroism.
These opportunities promoted by the Flamboyán-Mellon Foundation have no parallel in our country, and it is encouraging that they are promoted from the United States, especially there where resources exist to offer them, in a context where Puerto Ricans have been considered children of a “floating island of trash.” So, what is the problem with us being considered on equal terms?
We have called upon Puerto Rican playwright Lin-Manuel Miranda, whose work Hamilton largely inspired the creation of the Flamboyán Foundation, to intercede on our behalf with his board and create a grant for Puerto Rican playwrights on the Island and in New York, finally returning to playwriting the opportunity it feels it has been denied.
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